miércoles, 16 de noviembre de 2011

Una punzada se me clava

Una punzada se clava
en mis entrañas;
de pronto se me corta
el cordón umbilical
y un amargo trago
de cicuta paraliza mi latir.
La luz estival me golpea.
Una tormenta de arena avanza
por el sendero por el que la parca
te viene a buscar.
Y tendré que levantarme
y seguir arrostrando tu partida
con el dolor de los recuerdos
que empapan el campo que labraste
con tu magnánimo amor de padre.
Permaneceré escuchando los acordes
de tus sabias palabras
en el columpio de la existencia.
No te vayas aún, 
no mires a la cara
a la muerte.
Déjala que siga esperando,
será paciente.
Vive un poco más
porque tu amor nos alimenta.
Una punzada se me clava
y el aire se me escapa.
El cielo azul  resplandece
y todo a mi alrededor se envuelve
con su luz blanca
que me deslumbra y me hiere.
De pronto el cordón umbilical
se ha cortado por sorpresa.
Necesito que me acunes un día más,
una semana, un mes, un año…
que sigas nutriendo con tu amor
mi vida y mi esperanza.
Y sin embargo, no he de tener miedo
y, si existe el cielo,
los ángeles te guiarán
por ese sendero
de nubes de algodón
hacia la vida eterna
en la que has creído.
Una punzada 
en mis entrañas

se clava.

Aún soy un niño.

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