No, por favor,
no lances tu anzuelo
para pescar una sirena.
Déjala libre.
Admira como sigue el compás
de las olas.
Su voz canta para ti
junto con el silbo del viento.
No pretendas atraparla
en tus redes, marinero.
Déjala libre.
Ella te dará aliento
cuando en las tormentas
te sientas perdido;
ella celará tus ojos
entregándote sus labios
salados y húmedos
para que bebas el néctar
de los sueños.
Ella romperá las redes
y, delante de tu mirada,
se esfumará como el rocío,
sin dejar huella,
si insistes en tu empeño
de atrapar una sirena.
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