La luna es una boca que ríe
en el cielo de Oriente Medio.
Los palestinos nos alejamos
del hogar y de la patria.
Lo perdimos todo.
Sólo el gran desierto
nos acoge y nos ampara.
Palestinos e israelitas,
retoños somos
de un mismo pueblo.
Hay calima.
Mujeres y hombres,
con niños en brazos,
partimos hacia Jordania
en la roja oscuridad
de la noche sagrada.
Pasamos junto a cuerpos
sin vida, ya sin sueños.
Estelas de sangre
riegan el largo camino
que siguen las aves
huyendo de las balas,
sin nido y sin ramas.
© IREL FAUSTINA BERMEJO
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