Creíamos que tras los actos vandálicos
nos uniría la solidaridad en los corazones,
pero seguimos divididos,
a pesar de ahogarnos tantos dolores,
de sentirnos tan perdidos
en un mundo acelerado
por una carrera hacia la cumbre
o hacia un profundo abismo,
por una escalera equivocada.
Seguimos con los puños cerrados;
escogidas las espinas
frente a la suavidad de los pétalos.
Bebida la copa del odio
Nos han injertado tantos miedos
en la mente y en el cuerpo
que ya dudo si soy libre o esclavo.
Ante tanta matanza
me pregunto cuánto vale
la vida de un hombre.
Perdida la luz de la mirada,
el amor se ha sustituido
por el odio y por el miedo.
Creí que las grandes tragedias
nos harían fuertes y solidarios.
Me pregunto cuánto vale la vida de un hombre.
Creíamos que teníamos todo el cielo
para volar como un águila,
pero nos han metido tanto miedo.
Busco la luz de una estrella en tus ojos,
esa luz que sea el faro de mis noches.
Creíamos que tanta muerte
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