"Yo conozco tus obras. He aquí que puse delante de tus ojos abierta una
puerta que nada ni nadie podrá cerrar". Capítulo III, versículo 8, del Apocalipsis
Esa
puerta en cultura es la libertad del ser humano para entrar a buscar su verdad,
su pensamiento a través de su creatividad. Esa puerta, hoy, aquí, se llama ALAS. Nombre simbólico y elevado, muy
elevado, pues sólo puede estar en movimiento cuando esas alas permanecen
abiertas, todo un símbolo, toda una alusión espacial, dinámica y exenta de
barreras, como es el amor del que en su libro nos habla Irel, como es la
palabra, las miradas, la inteligencia y la generosidad con la que camina la
mujer.
Los
símbolos son todo un mundo de imágenes y significaciones para el hombre y para
la mujer, pues el hombre y la mujer viven en un mundo de símbolos porque un
mundo de símbolos viven en ellos.
En
esas páginas de ALAS hay toda una ensoñación, también toda una realidad y apuesta
por la vida. ALAS representa la
superación del ser humano buscando siempre acercarse a la luz.
Irel
ha desposeído de dramatismo ese mundo complejo que es la relación de pareja,
ubicado, a veces, en zanjas y dorsales casi imposibles de bucear o penetrar. Ha
optado, sabiamente, por abrir la puerta de la libertad, de la palabra que toda mujer,
desde su inteligencia, su sensibilidad y sabiduría sabe asentar.
No
ha utilizado el rigor de nombres y fechas sino, con tacto y dulzura ha transformado
en Literatura, y de forma amena y sencilla, el mensaje subliminal de su libro
que es afianzar la valía intrínseca de la mujer, su derecho a regalar y
entregar tanto como a ser valorada y recibir. Para ello ha cogido por banda la
esperanza, el equilibrio y la belleza.
ALAS, que he leído con detenimiento y
afán de aprender es un ensayo que
desde lo más sencillo, real y repetido su autora ha sido capaz de transformarlo
en un manual de conducta, en una puerta abierta que nada ni nadie podrá cerrar.
Muchas
gracias, Irel, por tu libro ALAS,
muchas gracias por ser capaz de hacer
dulce y poética literatura de un tema
tan doloroso como es no ver en la mujer
una luz, sino, a veces, sólo un medio de
apagar y ensombrecer.
Isabel Mira Ortiz, Historiadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario