Poemas Grito de Mujer 2012 Murcia Ciudad-España
Grito de Mujer Ciudad Murcia, marzo 2012 Coordinado por Irel Faustina Bermenjo e Isabel Martinez Miralles
ENTRE PAREDES BLANCAS
-IREL FAUSTINA BERMEJO-
Los momentos más importantes de mi vida
son los compartidos contigo,
los demás ya los he olvidado.
Yo nací en ti,
cualquier otra realidad para mí no existe.
Tan sólo hay poemas,
Pájaros, bosques,
flores, atardeceres,
océanos y praderas
a tu lado.
Sin ti todo se reduce a una habitación
de paredes blancas.
Soy una sombra sin aspiración,
con la única pretensión
de que pasen rápidos los días,
que llegue por fin ese instante
en el que yo voy a ti
y tú llegas a mí.
Hasta entonces estoy arrasada
como un campo de batalla
donde no quedan amapolas,
ni margaritas, ni tréboles...
Varias veces empaqueté
mis cosas necesarias
y me fui de casa
alejándome de la habitación
de paredes blancas,
pero he regresado siempre
al desgastárseme los zapatos
y ya no abro la puerta
a nadie más que a ti.
Me he remendado bien la chaqueta
para no pasar frío en invierno
y me he aprovisionado
de alimentos necesarios
hasta la próxima estación.
A menudo miro las páginas de un libro
y cuando las he leído más de una vez
me vuelvo a olvidar lo que allí se ha escrito.
¡ Ven pronto !
¡ Ven pronto y tráeme el sol,
el cielo, las estrellas,
los ríos, el viento...!
Tráeme la música y la danza.
Pondré un plato más a la mesa
y encenderé excepcionalmente la chimenea
para que se caldee pronto
este frío rincón de la casa.
¡Ah, por favor,
NO OLVIDES TRAERME UNA ROSA!
Isabel Ascensión Martínez Miralles
Cuando una mujer canta…
Cuando una mujer canta, brilla el aire
en torno a su esperanza,
crecen los girasoles a su paso.
con doradas esencias de flor nueva.
Esa mujer es nube y precipicio,
lluvia de amaneceres encendidos,
abismo de entelequias y penumbras.
Esa mujer se agranda en la distancia
y resucita del miedo y de la inercia
que las noches sin luna ,
como lazo o guadaña le tendieran.
Esa mujer se alza con el sol por testigo
de su trono de fuerza,
a pesar de que el viento
azote sin piedad ciertos dominios
que, a veces son del mundo, a veces de ella,
compartida sustancia
del sentir que evapora los límites
de la memoria y los abraza
en maternal suspiro y surge libre
cual gaviota de albores impregnada.
Cuando una mujer canta, el cielo
acoge su voz , pues es su alma,
y la cubre de amores y la salva.